Hoy vuelvo mis ojos a ella, la niña sin nombre que cambió mi vida hace más de 11 años. No sé que razón me lleva a eso, pero cada cierto tiempo necesito mirar esta imagen. Recordar su dura historia y su sonrisa sincera. La verdad que se esconde tras esos ojos. Quizá al mirarla lo que hago es recordar qué y quién soy, y al suerte que tengo por ello. Quizá me arrastre de nuevo a la tierra, me centre en el mundo y me recuerde que no soy el centro de nada y que mis problemas, por graves y profundos que me puedan parecer, son una nimiedad en el mundo que habitamos.
O, quizá, simplemente, sea el anhelo de volver a la India, de volver a ser parte del todo, de volver a sentirme vivo en plenitud.