Después de ver Monuments Men (George Clooney, 2014) me quedo con un raro sabor de boca. No puedo decir que malo porque, en cierta forma, me ha gustado la película; pero tampoco bueno, porque, en esa misma cierta forma, no me ha gustado. Y esto es complicado de explicar, así que trataré poco a poco de desgranar lo vivido:
1º.- La historia de los Monuments Men es una historia real, aunque siguiendo la mediocre «The monuments men: allied heroes, nazi thieves and the greatest treasure hunt in history» de Robert M. Edsel. La historia de los grupos y programas de recuperación de obras de arte que pusieron en marcha los aliados, bien merece ser contada ya que lograron poner a salvo un inmenso patrimonio universal que estaba siendo robado por el régimen nazi.
2º.- Y una historia así merece un buen guión que permita conocer lo que paso. Pero el guión de George Clooney y Grant Heslov deja mucho que desear. Se convierte en una serie de sketchs unidos en un supuesto hilo argumental que unifica las historias paralelas de las «parejas» protagonistas.
3º.- Los protagonistas no son creíbles, ninguno de ellos. Ni el ex-borracho y, sorpresivamente, rigido Donald Jeffries (Hugh Bonneville) que es de los pocos que mantiene el tipo; ni la pareja de «ancianos profesores» formada por (Bill Murray) y Preston Savitz (Bob Balaban); ni por supuesto la trama francesa, tiene dónde sostenerse. Durante una gran parte de la película tratas de comprender que papel juega Claire Simon (Cate Blanchett) y que relación tiene con Granger (Matt Damon) y ¡lo que es peor! que relación tienen ambos con la historia; porque no termina de explicarse ni entenderse. Y, por supuesto, el propio George Clooney no está al nivel que se le presupone en esta cinta que se hace larga.
4º. Larga y aburrida, habría que decir. El montaje de la película deja mucho que desear y se hace lenta pese a que traten de jugar con el humor de sus actores protagonistas. Claro que estos poco pueden hacer con un guión excesivamente soso; que además, se hace demasiado extenso.
5º.- Y lo curioso es que al hacerse extenso, se queda corto. Pese a lo dicho, la historia da para mucho más que el engendro perpetrado por Clooney. Y aquí es dónde disfruté la película. Paradógicamente lo que más me atrajo de Monuments Men es lo que ya conocía: una historia real de espionaje, investigación, historia, arte que aquí, simplemente, desaparece.