Terminado el 2013 y aunque no soy propenso a ello, habrá que hacer balance del curso finalizado. Un año en el que, como en otros anteriores, han pasado muchas personas por mi vida y unas pocas (muy pocas) la han abandonado. Un año que ha sido, además, muy positivo en muchos aspectos.
-Laboral: Si el 2012 lo terminé sabiéndome en paro y con pocas posibilidades de continuar en España, el 2013 me trajo de la mano en un cambio cualitativo en lo profesional. Un nuevo trabajo, vinculado al mundo cultural/universitario que me apasiona y que, además, supone un reto tras otro a la espera de comenzar con nuevos proyectos; mientras otros verán la luz próximamente. Además de la valoración personal y profesional, la confianza depositada en mí me lleva a auto-imponerme un alto nivel de responsabilidad. Pero, sin duda, ha sido un gran cambio a mejor, que abre muchas perspectivas de futuro y que, si todo va bien, puede conllevar un giro transcendental en mi vida profesional.
-Literario: 2013 ha sido el año de «Lanza y Oro. Desventuras de Pedro Cabrón», la segunda parte de «Llamadme Cabrón. Historia de un pirata» que tan buenos momentos me ha dado. Personalmente creo que en Lanza y Oro he mejorado, pero ahora toca el veredicto del lector. Siempre más duro que el de uno mismo.
Pero además 2013 ha sido el año de «13 puñaladas» que me ha dejado el contacto y amistad con 13 psicópatas de las letras que pueden dar mucho juego en el futuro. Y colaboraciones en algunas revistas literarias, compartiendo páginas con importantes nombres. Así que este año que acaba también ha sido un gran año.
-Personal: En lo personal, como siempre, no me puedo quejar. La familia continua en buen estado de salud mental; y los amigos han estado, como siempre, cerca. De hecho, el 2013 ha terminado reuniéndonos un viejo grupo de no tan viejos amigos, que después de más de 20 años, sigue disfrutando como el primero.
Así que, terminado 2013, solo puedo decir que 2014 sea casi igual que el anterior.