Todos miraron al joven negro que señalaba Fat. No muy alto, fuerte, con el pelo rizado y cara de pocos amigos devolvió altivo la mirada, deteniéndose en cada uno de los rostros. Y, entonces, abrió la boca y una inmensa y blanca sonrisa ocupó su rostro. -¿Venís a matar a Sepin? No debería dejaros, esSigue leyendo «El Negro del Harem»
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La Marabunta
Los hombres habían logrado subir y ahora, al unisono, tiraban de la cuerda que elevaba un pesado cuerpo desde el suelo. -¡Más fuerte!¡Más rápido!¡Más suave!- gritaba Fat en cada sacudida-¡Malnacidos! ¿queréis enfadarme?¡lo estáis consiguiendo! Pero los piratas ignoraban las maldiciones del capitán, subiendo pesadamente el redondo cuerpo de su jefe apostaban sobre la posibilidad deSigue leyendo «La Marabunta»
Marabunta
Todos los hombres se echaron a reír, el primero el capitán, que elevó la mirada a la cúpula de piedra. -CAGOENLA- gritó- ¡Joder! Eso es enorme…. Debe medir 100 Borouth lo menos.-Serán pies, capitán- terció D’Orange.-Y una mierda, en pies no tengo cojones de decir que altura puede tener eso. Y habéis visto ese boqueteSigue leyendo «Marabunta»
La Marabunta
El Nutria y Mamonuth continuaban su caminar en busca del origen del ruido cuando unas sombras se cruzaron en las zonas iluminadas por sus antorchas. -¡Un hombre lobo!- gritó Mamonuth ante el asombro de El Nutria. -¡Y una mierda!- respondió Borougth saliendo de la oscuridad –Somos nosotros. El lago termina aquí. -El ruido nos traeSigue leyendo «La Marabunta»
Mamonuth
Mamonuth había caído en medio del lago y el Nutria no podía parar de reír. Las carcajadas resonaban por toda la cueva y los dos hombres estaban sentados en la roca, con el bardo maldiciendo y escurriendo las plumas que adornaban su sombrero. -Mierda, otra vez igual. Tendré que tirar las plumas y me costaráSigue leyendo «Mamonuth»
Vasques
El Nutria corría por el borde del lago hasta perderse en la oscuridad de la noche. La respiración entrecortada de Mamonuth a su espalda. El músico intentaba seguir el ritmo del vigía de la Marabunta. -No me gusta esto, hay demasiada arena- dijo levantándose después de la segunda caída –Estoy empapado, joder, aquí no haySigue leyendo «Vasques»
En la boca del Infierno
El Capitán Fat miró de soslayo a Borought, comprendiendo que su amigo tenía razón. El mismo se había amotinado contra su primer capitán después de un discurso más alentador que el suyo. Aún así, Fat confiaba en sus hombres, sabía que nada podría separarlos de La Marabunta y que, llegado el caso, todos aportarían suSigue leyendo «En la boca del Infierno»
En la boca del Infierno
Fat fue el último en llegar a la Puerta del Infierno, sus hombres esperaban sentados, riendo a mandíbula batiente cada broma lanzada sobre Borought y la dureza de su cabeza. Mamonuth rasgaba un pequeño ukele cantando canciones con doble sentido sobre la testa del pirata rubio. Mutambo estaba acariciando su cabello, allí donde la bombaSigue leyendo «En la boca del Infierno»
En la Marabunta
El Capitán Far rompió a reír. Y con su risa la alegría se extendió por el barco. El propio Marco Antonio pareció mitigar su dolor por el barco perdido. Caminó rápido hacia los dos hermanos haitianos y el silencio se extendió pero el italiano tan sólo echó el brazo sobre Nicolás. -¡Aju la virgen! MeSigue leyendo «En la Marabunta»
A las puertas del Infierno
El capitán Fat pareció transformarse sobre el puente. Los hombres miraban silenciosos como comenzaba a dar órdenes, con el piloto Marco Antonio a su diestra y la feroz Vasques a su siniestra. -¡Rubia! Esparce serrín por la cubierta- ordenó. -Ni que fuera una esclava- exclamó la esclava Rubia, mientras la antigua prostituta repartía piña coladaSigue leyendo «A las puertas del Infierno»