III. El tronco

-¿Jugando?- Annet nos miraba sin comprender. Y yo la entiendía. Es imposible que aquel ser hubiera salido de la nada. Pero algo había pasado y ahora estaba en la playa. Miro hasta la orilla, al higerment que comienza a levantarse mientras la gente huye. Escucho un aleteo y dirijo mis ojos al cielo. Otro serSigue leyendo «III. El tronco»

La niña de Sancti Petri

El poblado de Sancti Petri se construyó a finales de la década de los 40 como un pueblo marinero, en un intento de revitalizar el sector almadrabero en la zona, con escasos resultado. Desde 1971 el poblado queda abandonado y va ganando un aspecto fantasmal que ha llegado hasta nuestros días. Aunque en los últimosSigue leyendo «La niña de Sancti Petri»

1 de agosto. Fiesta Nacional

El 1 de agosto es el día nacional en Suiza. El único día del año donde los suizos pueden usar petardos, cohetes y otros elementos pirotécnicos. Los niños pasan todo el año reuniendo para poder comprar los petardos más sonoros, y rezando para que el verano no sea seco y no se prohíba su uso.Sigue leyendo «1 de agosto. Fiesta Nacional»

II. En la Orilla

Miro al cielo. Observando el verdor que se extiende en el horizonte. De pronto el cielo parece atronar. Un silbido agudo que, lentamente, va haciéndose más fuerte. Busco lo que provoca el sonido, pero nada. De pronto el agua vuelve a elevarse en esa seta mortífera. Ahora si he visto algo caer del cielo. JuraríaSigue leyendo «II. En la Orilla»

La noche de los cristales

La noche había comenzado como no podía ser menos. En el Club. Esperando a que llegasen los más lentos y perezosos para irnos a Conil. Y a sus carpas. Aún éramos puros e inocentes. Al menos hasta ese día. O esa noche. ¡Que noche! Íbamos todos. Volvimos todos. Pero antes perdimos parte de nuestra decenteSigue leyendo «La noche de los cristales»

¡Estos dioses envidiosos!

Vaya por Dios, o por mí, que en esto de la divinidad somos como en el escondite: “por todos mis compañeros y por mi primero”. Pero vaya por alguno de nosotros. Hay cosas que no deben ocurrir y se ve que San Google, ascendido a los altares virtuales pero no al Monte Saphon (que esSigue leyendo «¡Estos dioses envidiosos!»