Reiniciando la vida

Escribir es algo que debería ser innato para el escritor. No deberíamos vernos forzados a redactar letras y si pasa es que algo no va bien. Personalmente, he estado un tiempo en dique seco; incapaz de elaborar textos dignos de ser mostrado y eso me hacía no querer escribir.

Lo curioso es que una parte del problema venía de verme obligado a escribir para terceros como redactor freelance. El tener que meterme en textos variopintos, de temática variada y estilos diversos me hacían perder mi voz. Y si pierdes tu voz, como con los cantantes, dejas de tener algo especial para ser uno más.

Por supuesto, no quiero ser uno más. Por eso, dejé de escribir para terceros y retomé el trabajo del escribiente en el sitio en el que hay que comenzarlo: la librería / biblioteca. Volví a leer, primero con pocas ganas y en lo que va de año devorando páginas. El siguiente paso en mi yo escribiente era escribir. Y como antaño he vuelto al lugar en el que comenzó todo: Catandur. O, lo que es igual, mi blog personal en el que, sin pretensiones (y hasta con alguna que otra falta ortográfica fruto de la inmediatez) dejo que que mis dedos redacten y escriban.

Pasos que, poco a poco, espero, me lleven a volver a escribir con ganas. Volver a navegar mares y recorrer espacios insospechados; recuperar el legado de Cabrón para volver a la novela histórica con un Lázaro Fonte que cada día tiene más color, mientras continúo la redacción de la nueva Guía Mitológica de Cádiz: Leyendas del mar, que debería ver la luz este mismo 2023.

A la vez, el Capitán Fat y sus locas aventuras anda medio terminado en un divertimento propio que me ayuda a escribir otros textos. Y, más importante aún, ya estoy comenzando la investigación de la novela que comenzaré a redactar terminada la historia de Lázaro Fonte.

2023 ha traído eso: lectura y escritura. Y, también, el retorno a este mi blog que irá cogiendo un tono diferente ya que también hablaremos de turismo y lugares de interés