Estamos cambiado de década y todo parece volver al pasado: en el cine, en la literatura, en la televisión, en las ropas y, ahora, en la política. Llevamos años en los que vemos el repunte de la extrema derecha y los nacionalismos por toda Europa. Se avecinan tiempos de crisis y hay quienes desean levantar fronteras y provocar guerras.
En nuestro país, también miramos al pasado, y como hace un siglo, lo hacemos a la inversa de Europa. Por primera vez en nuestra democracia moderna, tenemos un gobierno de coalición y como ya ocurriese en la II República, se ha conseguido con la unión de las izquierdas. Unas izquierdas que solo tenían un frente común y muchas desavenencias y que todavía necesitan limar asperezas de cara a los primeros presupuestos social-comunistas de nuestra historia.
Son muchos los que tienen miedo del resultado de este gobierno. Personalmente, estoy bastante tranquilo y no creo que vayan a destrozar el país. Por dos razones: la UE controla mucho más nuestra economía de lo que les gusta reconocer; segundo, la izquierda no sabe estar unida y será difícil que se mantengan firmes en el gobierno durante cuatro años. Sobre todo con la espada de ERC pendiendo sobre sus cabezas.