Cuando me siento cansado, aburrido de conversaciones insulsas y sabelotodos que nada saben, busco refugio en las palabras escondidas en los libros. Sin importar la temática del mismo, bañarme en las páginas de un libro, adentrarme en las historias, me traslada a otro mundo. Uno en el que los problemas quedan relegados a la nada y en el que, la única sensación, es la de paz y tranquilidad.