Estos días atrás he asistido al DigitisationDays, celebrado en la Biblioteca Nacional, junto a casi dos centenares de expertos mundiales que han hablado de los avances de la digitalización del inmenso patrimonio bibliográfico mundial, así como de los avances en OCR (el sistema de reconocimiento de texto que permite buscar cualquier cosa dentro de un libro digital); los avances en la digitalización de gráficos o de prensa, por ejemplo.
Pero, sin duda, lo más interesante fue el debate sobre hacia dónde debe ir la digitalización. Frente a la digitalización cuantitativa que se viene haciendo actualmente dede portales como google books, los expertos planteaban un paso más: debe ser una digitalización cualitativa, en la que las instituciones culturales -tanto públicas como privadas, pero principalmente las primeras- pongan en disposición de todos parte de ese patrimonio. Y es aquí donde empieza el debate ¿solo aportar los libros o rodearlos de más información?
El modelo europeo va encaminado a esa información global. Así, desde Europeana se ofrece esa visión global, con información sobre los textos, análisis, estudios, juegos, fotografías… casi mezclando las bibliotecas y museos en un portal común que acerca la cultura europea a todos. Alejada de este método está la Library of Congress (USA) que se centra más en ofertar esos fondos.
Se trata de dos modelos muy diferentes, que tienen que terminar yendo de la mano y, aunando en un único proyecto las dos vertientes: la digitalización de fondos (muchos de ellos nunca más reimpresos) y el establecimiento de un estudio global en el que aun fuerzas lingüistas, historiadores, paleografos, informáticos… que permitan, a través del libro, preservar para el futuro el increíble patrimonio que poseemos. Y hacerlo, además, sin restricciones y abierto a todos.