En dos semanas, en nada ya, podré ir por fin a Marruecos. Sé que parece una tontería, pero cuando vives a 14 kilometros del país y continente vecino no haber ido antes es, casi, pecado mortal. Pero, por fin, podré ir. Y tengo ganas de recorrer las callejas estrechas de azules de casa de Chaouen, la ciudad gemela de Vejer. De sentir Marrueco, sus olores, sus especias, sus comidas… su todo. Y, además, hacerlo acompañado de la mejor compañía de todas.
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Foto: Antonio Lemus
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