Ya queda poco. Como quien dice, se ve luz al final del túnel y Lanza y Oro es ya una realidad palpable que pronto verá escaparates desde dentro. Y es este el momento más complicado, el más complejo, el que da más miedo. Ya he hecho todo lo que estaba en mi mano para que las venturas de Pedro Cabrón lleguen a los lectores. He tratado de dar lo mejor de mi, sobre todo con la intención de mejorar Llamadme Cabrón, y creo que lo he conseguido. Pero no soy yo quien debe decirlo.
Siempre se ha dicho que escribir un libro es relativamente fácil, que te publiquen el primero tiene un gran componente de suerte. Que sí esa suerte acompaña puede haber un segundo; pero que jamás habrá un tercero si sólo eres fruto de la suerte. Por eso, siempre, la segunda novela debe mejorar la primera. He tratado de conseguirlo. Pronto los lectores tendrán que dar su veredicto y, mientras, me quedan meses de miedos y sobresaltos. Aunque también, espero, de grandes alegrías.