La vida es una senda traicionera, que te lanza por caminos inesperados y coloca trampas ante ti Caminamos a ciegas, sin conocer nuestro destino ni los recodos del camino, paseando a la deriva en un mar de aciertos y desaciertos. Dejando que la suerte nos marque la vereda a tomar cuando la razón queda incapaz para discernir que opción es la más correcta.
A veces, tras el recodo del camino, encuentras un verde valle por el que caminar raudo, feliz y alegre. Otras, muchas, se convierte en un espinoso campo de cardos que hiere tus piernas y tu alma.
Y, aun así, siempre hay que seguir caminando sin mirar atrás; sin importar lo dejado escondido en cuevas recónditas de un ayer que no volverá-