Llega el invierno y cambia el espectro televisivo. Se termina Leverage (desde hace 5 años su visionado se ha convertido en sinonimo de verano) y llegan los grandes taquillazos invernales: The Walking Dead, por ejemplo, o Juego de Tronos, para la que ya va quedando menos.
Pero también podremos ver otras series, como Copper, de la que ya les hablé y que en sus cuatro primeros capítulos mantiene un magnifico tono. O Un mundo sin fin, segunda parte de la aclamada, Los Pilares de la Tierra. Seguro que tenemos, también, alguna sorpresa inglesa. Hace un par de años fue Dowton Abbey, y el pasado año -al menos para mí- Birdsong.
Y, porqué no, alguna serie española que, como cada año, gane cuotas de pantalla. El año pasado bien pudo ser Crematorio, este por calidad e historia podría ser Isabel, ya que Imperium (pese al duelo interpretativo entre Lluis Homar y José Sancho) abusa del cartón-piedra para mostrarnos una mini-Roma. Aunque siempre nos encontraremos con alguna comedia que nos haga olvidarnos de los malos tiempos que vivimos.
Solo nos queda esperar para poder decir con seguridad cual de todas ellas decepciona -pues ocurrirá- y cual es la sopresa del año.