Ayer fui a Sevilla a ver Lucia de Lammermoor, un drama de Donizetti y Salvatore Cammarano basado en una obra de Walter Scott a medio camino entre Romeo y Julieta y en la que la protagonista recueda a la Ofelia de Shakespeare para hablar del amor, del desengaño y de la locura. Y fue precismante ese momento, cuando la soprano Mariola Cantarero realizó el aria de la locura, cuando la Real Maestranza de Sevilla se vinó abajo. La fuerza de su interpretación, la belleza de su voz cambió todo y el teatro se alzó para rendir pleitesia a la diva durante varios minutos.
Lucia de Lammermoor
He de reconocer que tengo un pequeño vicio, de esos confesables y que no son molestos comentar: me gusta la ópera. No me considero un experto y llevo poco metido en este mundo, sobre todo porque el precio de sus entradas no siempre me lo podía permitir. Pero un tiempo a esta parte la cosa ha cambiado y rara es la función cercana a la que no vaya.