Ayer (¡ahora mismo!) un comentario me recordaba uno de esos programas que, también por culpa de un hermano mayor demasiado dado a la música «diferente» (lease musica no comercial), acabé escuchando. Realmente no con él, sino en la biblioteca, entre libros y cuando los investigadores no venían o se iban. Una buena forma de pasar las últimas horas, hasta que hace algo más de un año RNE decidió que el programa no interesaba, que el presentador Diego Manrique era demasiado viejo, o vaya usted a saber qué. A
Así que hoy, que ando un poco desganado por muchos motivos, traigo el recuerdo del disco perdido de Neil Young, que me ha recordado Pedro en su comentario, y lo comparto con todos ustedes, recordando un pasado reciente que ¡maldita sea mi estampa! comienza a hacerse melancolico.