De Republicas y Coronas

Saben, con esto de las elecciones anda uno revolucionado, intentando convencerse de que el voto útil es útil en según que caso pero que otras veces debe ser el corazón y no la razón lo que prime. En mi caso la razón me dice que en las elecciones andaluzas de marzo, debemos provocar el cambio y que eso lleva implícitamente el voto útil al partido mayoritario de la oposición. Más aún si tenemos en cuenta que la Junta de Andalucia no está siendo regida de forma democrática al habernos sido impuesto un presidente que nadie votó.
Pero otras veces debe ser el corazón y en las nacionales, por ejemplo, mi voto es claro. Tanto que si bien deben ser secretas las siglas que se metan en el sobre, puedo decirles que mi papeleta será magenta. Lo más curioso de todo esto es que, interpelado por uno de mis hermanos y semi-obligado a realizar uno de esos muchos test políticos que pululan por la red en este tiempo, el resultado fue claro: UPyD. Y eso me alegra porque quiere decir que aquello en lo que creo está situado en el lugar donde creo debe situarse: el centro y la moderación.Y que, a pesar de que mis ideas no son compartidas por muchos o son absolutamente marginados por la mayoría, no son malas del todo.

Hace ya tiempo que en este mismo rincón expuse el modelo de estado creo mejor para esta España nuestra tan plural (el Federal). Pero es cierto que en los últimos tiempo se está produciendo un cambio en mi manera de pensar, pues si hasta hace unos días defendía la monarquía como elección mayoritaria del pueblo español; los acontecimientos vividos en estas últimas semanas y la imputación directa a un miembro de la familia real de delitos de cohecho hace permutar mis ideas.

Se puede aceptar que en el siglo XVI el rey se enriqueciera a costa de sus súbditos y que esto era lógico y hasta legitimo pues él era rey y señor. Pero que en el siglo XXI la corona actúe con las mismas prevendas se vuelve indefendible. Pero este cambio en mi forma de pensar me lleva a toparme con un nuevo problema: la idea de república ha sido asumida por la izquierda, que la ha hecho propia y exclusiva, marginando a cualquiera con un pensamiento centro-derecha/derecha de poder defenderla.

Y esto se debe, en mi modesto parecer, a que a la idea de República se le han asociado otras que la convierte en excluyente: debe ser anti-catolica (que no aconfesional como debiera ser), debe ser una república del trabajador (como si este pudiera existir sin el empresario), debe ser de izquierdas (cuando las hay de «derechas»),… y eso hace que muchos reculemos a la hora de una posible defensa del régimen.

Pero puestos a dar un paso, lo tengo claro, llegado el caso defenderé la República, sí, pero la Federal. Y, por supuesto, nada de banderas tricolores que excluyen a una parte de los ciudadanos de esta Nación.

Publicado por Javi Fornell

Historiador y novelista. Amante de las letras y de los libros. Guía turístico en la provincia de Cádiz y editor en Kaizen Editores

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