Hay personas que marcan épocas y Juan Pablo II fue uno de ellos. Tenía un carisma especial y los que tuvimos la suerte de estar presentes en algunos de los encuentros con los jóvenes que realizó sabemos lo que eso significa. Llegaba con su palabra, con su vitalidad, con su energía. Llevó el discurso de Cristo a todo el mundo, y viajó por todo el globo. Viajero incansable fue mucho más que un Papa.
Estaba comprometido en la sociedad, habló con claridad y trabajó para acabar con la injusticia. Buscó acercar la iglesia a las otras religiones, luchó a favor del ecumenismo. Pero también participó en los más importantes sucesos de finales del siglo XX. Carlos Wojtyla, nació en Polonia y sufrió las penurias y persecuciones del comunismo; Juan Pablo II creyó en la libertad y se puso la meta personal de lograr la apertura del régimen.
Inició su pontificado con un significativo «si me equivoco, me corregís» y lo terminó demostrando su fuerza, su valor y su amor a Dios. 29 de años de pontificado que marcaron a la Iglesia y que debería servir de ejemplo para continuar avanzando hacia el futuro.