En 1499 los Reyes Católicos dictaron pragmática sanción para expulsar a “cualquier jodio aunque diga que quiere ser cristiano”. Y ¡que rico es el castellano! aquellos “jodios” cualquiera han llegado hasta nosotros, pero con connotación distinta a la que tuvo. Pues realmente nunca una palabra definió tan bien a un pueblo: el judío está jodido. Ha sido jodido a lo largo de toda su historia, tal vez castigo divino por crucificar al Hijo. Nunca se sabrá.
Pero lo cierto es que de aquella palabra medieval (jodio) surge nuestro vocablo popular con tan negras connotaciones. Nacido, como ya se imaginaran, de las duras consecuencias que la expulsión de los judíos castellanos conllevó para quienes la sufrieron: expulsados de sus tierras, alejados de sus familias y amigos, desembarcados -cuando la suerte les acompañó- en tierras moras, despojados de sus riquezas y, en muchos casos, perdiendo la vida.
Y es de ahí, de la maldita suerte que siempre acompañó a los hijos de Israel, de dónde nace ese «estar jodido» actual.
muy interesante, mi querido Catan, siempre aprendo algo nuevo contigo…. 😉
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