Silencio viajero

Adoro mi trabajo, aunque en muchas ocasiones me lleve a guardar silencio durante mucho tiempo; al menos, en este rincón. Por suerte, mis dedos no paran y aunque sean pocas las letras que han caído por estos lares, cada semana mi columna de opinión ve la luz en La Voz de Cádiz. Además, ya he terminado la revisión de Llamadme Cabrón, que volverá a navegar en las librerías de toda España para el mes de julio (si los vientos le son favorables), ahora bajo el sello Kaizen Editores.

El mismo que ha conseguido que la Guía Mitológica de Cádiz llegue a la tercera edición, rozando ya la cuarta; y que ha visto como «El asesino de la lista» llega a una segunda edición que saldrá como «Tanguillos de muerte», sin perder su esencia de thriller psicológico.

También ando completando mi próxima novela histórica, que versará sobre Lázaro Fonte, personaje tan duro como divertido de llevar, con el que me traslado a Santa Marta (Colombia) para hablar de la conquista española de América, de su leyenda negra y la dorada; de amor, odio, miedro y lucha.

Finalmente, también la nueva Guía Mitológica de Cádiz: Leyendas del Mar, está en fase muy final de escritura, por lo que esperamos que en este 2024 o a inicios del 2025 llegue a las librerías para continuar esa saga que tanto me está dando.

Otros libros, como el infantil «Una vaca vasca» quizá termine re-publicándolo en Amazon, por eso de tenerlo disponible para la gente que me lo pide. Igual que empiezo a pensar en lanzar «Una vaca gaditana», en la que la protagonista del primer libro, de un salto espacial para seguir jugando con sus mugidos en los textos más divertidos (con permiso del Capitán Fat) que he escrito nunca.

O, quizá, este silencio era necesario para recolocarme en una vida que ha dado un salto de 180º, volviéndose del revés; casi reseteándose hasta recolocarme en la casilla de salida; en la que el humor, la alegría y el amor vuelven a cobrar protagonismo para que mi mente sea capaz de idear nuevos espacios, nuevos mundos, nuevos viajes y aventuras.

Quizá, solo quizá, el silencio viajero del guía solo sea una excusa para no sentarme un rato frente a una pantalla y escribir, escribir y escribir todas esas ideas que aun se arrebujan en mi cabeza. Sea como sea, vuelvo a escribir y leer. Vuelvo a ser yo pese un silencio que se hacía demasiado largo ya.