El silencio no siempre es aterrador, no llama a la muerte ni esconde males. En ocasiones, tan solo, es sinónimo de vida. Y en ese estado me encuentro ahora, un silencio vivido y vívido que me aleja de este rincón para llenar mis rincones vitales de nuevas experiencias personales.
Eso no quiere decir que abandone las letras, o que deje este espacio. Únicamente ocurre que mi tiempo empieza a ser oro -que manido el tópico- y el poco que tengo lo dedico a otras prioridades. Aun así, será año -¡Dios no lo impida!- de novedades literarias, pues aunque no pase por aquí, mis dedos no dejan de recorrer los teclados creando historias para ser leídas. Aventurándome en mares diferentes y tan iguales como los ya recorridos… aun en silencio.
Ese silencio que trae vida tras él.