Y será de la mano de uno de ellos, Hiro, un ingeniero aeronáutico que sueña con crear el avión más hermoso del mundo. Lamentablemente terminaría construyendo el temido caza usado por los kamikaces japoneses. Y todo ello con una dulce historia de amor de fondo y, sobre todo, una profunda reflexión sobre el uso de la tecnología para la guerra. Mientras los ingenieros sueñan con hacer aviones para transportar personas, los gobiernos buscan armas.
Además, como no podía ser menos, la película es cuidada en fondo y forma, con un guión ágil que hace que las dos horas de metraje se conviertan en una delicia para los sentidos apoyándose en una banda sonora que para nada desmerece a esta obra de arte.