Aunque parezca que estoy desaparecido, solo estoy en otros menesteres. Me temo, de hecho, que hasta junio será complicado localizarme en muchos lugares y es que, para bien o mal, tengo muchas cosas entre manos: la tesis, la promoción de Lanza y Oro, mi despedida como Delegado de Manos Unidas, mi vida personal y la profesional. Por eso, este rincón, anda más parado. Ya volveré con fuerzas como volví ayer al encuentro periódico con Jorge Drexler ese uruguayo-gaditano que nos deleita de vez en cuando.
Para mí, además de sus letras, lo mejor de Drexler es su capacidad de improvisar, la rapidez con la que cambia la letra para pedir que se apaguen los móviles o que la gente no aplauda. Y luego, claro, están sus letras: