Llevaba tiempo queriendo ir pero, por una cosa u otra, no lo conseguía. Hoy por fin es el día, esta noche podré disfrutar de «El Rey León». Justo a tiempo, me temo, le quedan solo un par de meses en cartel y ya pensé que no se darían las circunstancias. Pero sí, ha podido ser.
Debo reconocer que esto (acudir al teatro en todo sus géneros) es uno de los grandes placeres de la vida. Es cierto que el cine nos ofrece otras posibilidades para engañarnos, pero aquí, junto a un escenario, no hay trampa ni cartón: son ellos y tú. Y no hay más. Tus sensaciones, sus aciertos, tus sentimientos a flor de piel, sus voces, tu sorpresa, sus actuaciones,… el Teatro es un mundo diferente donde nunca es igual a lo anterior ni a lo posterior. Es ese pequeño rincón en el que la mentira de la historia contada se disfraza de la verdad del quién y cómo lo cuenta.
Y hoy voy a disfrutar de esta mentira, por fin.
Que envidia me das, yo podía haber ido este verano, pero no fui. Me arrepiento un montón.
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Pues hay que aprovechar las oportunidades
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