
Todos los que leemos tenemos alguna colección que marcó nuestra infancia. En mi caso fue la saga de Alfred Hitchcock y los tres investigadores. Por supuesto yo no sabía quien era el viejo calvo que salía en la portada, pero las aventuras de Jupiter Jones, Pete Crenshaw y Bob Andrews con su refugio entre montones de chatarra en el patio de tito Jones y todo lo que vivían, me hacía pasar horas y horas leyéndolo e imaginando que yo era el cuarto investigador.
Ahora sé que hay más de un autor detrás de la saga; que tuvo varias ediciones y que tiene medio centenar de libros. Entonces, me valía únicamente con que llegase la noche, me pudiera meter en la cama y mis hermanos tuvieran que estudiar, y tener la escusa perfecta para poder seguir leyendo un rato más.
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