Ayer hubo manifestación en Cádiz en demanda de empleo. Nada anormal en una ciudad acuciada por el paro y de la que, se dice, está a la cabeza del desempleo en Europa. Pero, resulta paradójico, que la noticia ni tan siquiera sea portada en el principal periódico local y que, en páginas interiores, podamos leer que la convocatoria realizada por los exDelphi solo contase con el apoyo de escasas 2000 personas. Paradójico porque cada 15 días se reúnen unas 5.000 para ver al Cádiz CF arrastrarse por 2ªB, y porque, ayer, Cádiz rebosaba en el segundo domingo de carnaval.
Y quizá ese sea uno de los grandes males de nuestra ciudad. Mientras unos pocos siguen exigiendo que la Junta respete unos privilegios concedido en época de vacas gordas por no trabajar; el resto, supuestamente acuciado por el paro, sale a la calle a reír.
Pero quizá haya otro factor importante: los exDelphi han logrado que la sociedad gaditana les haya dado la espalda y que no apoye una reivindicaciones que van más destinadas a seguir cobrando mientras hacen cursos que, realmente, a obtener trabajo. Y esto si es un hándicap de nuestra ciudad que, bajo el slogan de “la ciudad que sonríe” parece haberse olvidado de ser “la ciudad que trabaja”.