El 28 de febrero de este 2013 asistiremos a un hecho histórico, casi sin precedentes: la dimisión de un papa, tal y como ha sido anunciado hoy.
Las razones, según la prensa, son el cansancio de un hombre mayor. Pero seguramente haya mucho más: el llamado caso Vaticano, con intentos de asesinaro incluido; la lucha constante para la regeneración de una Iglesia que no termina de adaptarse a los tiempos y que sufre el constate castigo de sus sectores más radicales. Y, sin duda, algo más tiene que esconderse tras esta sorprendente decisión.
Ahora se abre un nuevo tiempo en la Iglesia y será un nuevo hombre quien tome las riendas de la obra más humana de Dios. Una decisión transcendental que tendrá influencia en muchos millones de personas.