Quienes han ido alguna de estas ferias/encuentros disfrutan paseando por los campamentos y viendo las actividades realizadas. Los que tenemos la suerte de participar en las algaradas, los bailes, las cenas al calor del fuego, la noche a la sombra de los viejos muros de piedra de un castillo y cubiertos por un manto de estrellas, … vivimos una historia diferente. Tan increíble que te obliga a volver cada poco, convirtiéndose en una especie de droga que te lleva al más y mejor.
Belmonte será mi tercera recreación y, a la espera de las Navas, no será la última. Vendrán muchas más, seguro. Porque en cada una de ellas te llenas de experiencias y conoces a muchas personas interesantes. Pero, sobre todo, en cada una de ellas muestras y demuestras que el Recreacionismo tiene mucho camino que recorrer aún en España, que tendremos que aprender muchas cosas, pero que desde luego, estamos en el buen camino y seguro que pronto dejará de ser visto como un juego de frikis.