Verla sigue siendo un placer para el cinefilo y para los amantes del cine negro. Con unas interpretaciones redondas y con un Brad Pitt que ya mostraba el grandisimo actor que sería (que es), acompañando a Morgan Freeman. La dirección de Fincher es magnifica y engrandece la obra de la pareja de protagonistas pero hay algo aún mejor, ese algo que la hace especial: su guión. Andrew Kevin Walker crea una historia intrigrante, dura, oscura, fantastica. La historia nacida de Walker es, sin duda, una de las mejores rodadas en los últimos 50 años, al nivel de Psicosis o de El tercer hombre.
Una cinta que nos habla del fanatismo, de la locura, de la sin razón frente a la razón. Que conduce por los siete pecados capitales en un camino sin retorno hasta el infierno, para dejar el cielo solo al alcance de la propia película. Una de esas que se hace eterna.