Hoy se reune en San Sebastián una conferencia internacional de paz para solucionar el problema vasco. El problema, radica, en que aquí no existe una guerra que lo requiera. No hay que buscar paz ninguna porque esta no está rota. Lo que está roto es la cordura de algunos, incluyendo los políticos del PNV y del PSOE, que vuelven a sentarse con este grupo de delincuentes comunes que han descubierto que, cubriendose de un halo independentista, son capaces de lograr más que si mostrasen la realidad que se esconde tras ellos.
No niego la buena voluntad de los que vienen, pero el mal llamado problema vasco no tiene nada que ver con la situación irlandesa (por ejemplo). Aquí no existe un pueblo conquistado que ha sido oprimido por un enemigo externo, existe una región riquisima que es el núcleo originario de lo que fue Castilla (Álava forma parte del reino castellano desde el siglo XIV, justo cuando se crea el mismo reino). Y, si hay miedo en el pueblo vasco, este no es provocado por los «españoles», es provocado por esta banda de asesinos y extorsionadores que viven, precismamente, de inculcar el miedo en un pueblo al que dicen defener.
Estamos, sin lugar a dudas, ante un nuevo movimiento de ETA para legitimizarse ante la opinión pública internacional y lograr más tiempo para conseguir sus objetivos con un gobierno en funciones que hace mucho que perdió el norte y un PSOE que cree que si logra decir antes de las elecciones que ha termiando con los terroristas evitará la devacle. La pregunta sería ¿a qué precio? ¿Amnistía para asesinos de niños? gracias a Dios, algunos partidos aún muestran inteligencia -al menos en esto- y tanto PP como UPyD han corrido a desmarcarse y desenmascarar esta falacia vestía con tintes de cumbre internacional.