¡Indignados!

¡Indignado! gritan muchos desde sus blogs y twitters. ¡Indignados! comentan fotos en facebook o en webs nacionales. ¡Indignados! pero desde el salón de sus casas, sentados cómodamente tras el ordenador se hacen participes de una revolución ciudadana que ha perdido el norte en las acampadas.

Y no es que esté en contra del movimiento, simplemente creo que se están tomando medidas erróneas. Para bien o para mal nuestro sistema se basa en un marco común que nos da las herramientas adecuadas. El pueblo, los ciudadanos, tiene opción de elegir a sus representantes (más allá de una ley electoral que hace aguas y que motiva que mi voto no valga lo mismo que el de un catalán, por ejemplo) y si salen «siempre los mismos» es porque se vota siempre a los mismos. Pero eso no puede ser usado para decir que los ciudadanos son unos ignorantes (como he llegado a oír), pues el votante es libre de ir y votar a quien desee, aunque no sea de nuestro gusto.
Por otro lado, esa misma constitución abre una puerta a la proposición de leyes por los ciudadanos. Y es cierto que luego necesitan el refrendo del parlamento pero ¿qué partido en su sano juicio votaría contra una ley apoyada por 10 millones de españoles? ¿porqué, en vez de acampar, no se comienza a realizar una propuesta seria de reforma legislativa sobre partidos?
La respuesta es sencilla: las acampadas y los indignados virtuales han terminado tomando partido por un «lado», pasear por Sol o echar un ojo a cualquiera de las acampadas significa, por ejemplo, ver banderas republicanas lo que ya deja fuera del movimiento a un amplio sector de la población. Se pide el voto para los partidos minoritarios, pero habría que estudiar por qué lo son. Y quizá veríamos que sus propuestas se pierden en lo utópico dejando de lado los problemas reales de nuestra sociedad. Si hoy se ha producido el movimiento 15-M no es porque de pronto haya nacido una conciencia reivindicativa, ni siquiera al calor de las revueltas árabes, como algunos han querido hacer ver; sino porque la situación ha llegado a un punto en el que el español de a píe, que ha perdido su trabajo, que no llega a fin de mes, que ve que la burbuja en la que vivía muy por encima de sus posibilidades ha reventado,… y necesita expulsar la rabia contenida llenando las plazas de acampados.
Pero, desgraciadamente, el espíritu inicial se perdió (ahora parece haberse recuperado) y el manifiesto publicado el 22-M llegaba a producir risa entre los que lo leíamos: se obviaban los grandes problemas de nuestro país y se adentraban en la ley Sinde o en la petición de la reducción de jornada para que trabajen el doble de trabajadores (¡¿COMO?!)
Y eso me hace pensar que el gran problema de este país, y ese si me indigna, es que la ciudadanía ha estado dormida, dejando que otros piensen por ellos y asumiendo sus derechos pero nos sus obligaciones y responsabilidades. Se habla de los bancos pero ¿cuántos no han ido a comprar o pedir hipotecas sabiendo que no podrían pagarlo y con la mentalidad de «ya lo venderé cuando no pueda? Cierto, los bancos han dado los prestamos, pero está en cada uno ser responsable de sus actos. 
Se habla de trabajo pero ¿se han formado para trabajar?. Recuerdo cuando recién llegado a mi trabajo actual un compañero me decía enfadado que una tercera persona le había dicho que porqué no contrataba a su hija que para «lo que él hacía, sentado en el ordenador y ordenando libros» su hija también podría. Claro que obviaba que este compañero, además de una carrera, posee dos masters es Gestión de Patrimonio y que, conmigo, se pasó años trabajando sin cobrar para lograr una experiencia que le abriese puertas. Claro, es más sencillo sentarse en el sofá, indignarse y pedir a los políticos que cambien las leyes para que, ahora que se quedan sin subvenciones a la vagancia, puedan trabajar como los demás. Pero antes, cuando el resto se formaba para el futuro, muchos de ellos se sentaban a verlas venir.
Una de las criticas que se hacen a los acampados es que son «perro-flautas» pero ¿cuantos hay así en ellas? gente que con 30 años ni ha terminado la carrera ni ha trabajado nunca y que ahora se indignan. Es más, si trabajaran ¿podrían estar allí?.
Aunque una cosa es cierta: esta sociedad necesita cambiar y el movimiento inicial 15-M es bueno, pero se ha perdido el espíritu real. Al resto, nos toca posicionarnos y decir las cosas claras, pero no solo desde el ciberespacio: hay que trabajar por cambiar los cosas, el problema, me temo, radicará en «el trabajar»

Publicado por Javi Fornell

Historiador y novelista. Amante de las letras y de los libros. Guía turístico en la provincia de Cádiz y editor en Kaizen Editores

Un comentario en “¡Indignados!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: