Mi egocentrismo es tan grande que hoy he decidido no escribir sabiendo que, aún así, pasarán por este rincón.
Así que simplemente desearle un buen domingo, esperando que su vida sea tan maravillosa como la mía que, a estas alturas, es tan plena que no necesita complemento para complementarse. Excepto, tal vez, porque no soy capaz de devolver el amor que me prestan ciertos perros.