Son las 2.05 de la mañana. Ayer estaba tumbado en la cama, mirando el techo de mi habitación mientras el sudor recorría mi cuerpo. Hoy una de mis amigas, a mi lado, se cubre con una manta mientas miramos el cielo. Hace incluso frío. Estoy a menos de 30 kilometros de la ciudad, en la urbanización en la que viví y crecí.
Hoy he jugado en la playa, de inmensa arena, como si tuvieramos 15 años. Ahora comemos palomitas, y bebemos unos güisquis. Ya no tengo calor. La maldad se ha escapado entre la sombra de los pinos y las olas transparentes del atlantico conileño.
No puedo invitarles a todos, pero les diría que se vengan al paraiso…

Un lujazo de paraiso. Yo vengo de mirar las estrellas de un cielo vecino a tu playa. Todo parece ser más auténtico cuando deceleras el ritmo.
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Pues si, Sempi. En esto casos todo es más autentico. Y que alegría se te queda en el cuerpo
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mmm, este domingo también inauguramos la temporada de playa, en Benalmádena, y fue genial, realmente genial, estaba todo tan tranquilo, tan silencioso…
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Lo malo, Versus, será julio y agosto, cuando las playas se llenan de veraneantes que no respetan nada. Que se creen que por pagar un alquiler tienen derecho a llenar las calles de basura, las noches de ruidos, colocar los coches en lo alto de las aceras o no respetar ni una norma civica. Por eso toca disfrutar de junio, donde estamos los autoctonos y todo sigue siendo mas familar
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