Y eso que estaba contento, en gran parte de la mañana, hablando con Ana Mayi -la que algunos dicen es la “editora malvada”- de como debía volver más cabrón al Cabrón. Pensando en como podría desuavizar al personaje al que he suavizado por el cariño cogido. Y, saben, la sola mención de la fémina de marras me ha hecho saber como. La mala leche reconcentrada que se acumulaba en mí, escondida entre risas y grasas, ha salido a flote.
Mejor así, creo. Más vale reconvertir a Cabrón en el cabrón que dio origen al insulto que cometer delito sexual con la fémina de edad avanzada mandándola a tomar por culo. Y es que, en el fondo, esto de la escritura tiene sus cosas buenas.
Perdona, Ana Mayi no es una editora malvada. Todos los editores son malvados, y en consecuencia, ella también. ¡No es lo mismo!
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No es tan malvada, ciertamente…
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