Se ríe, pero la tristeza esconde el brillo de sus ojos. Llora de felicidad, y sus ojos brillan acuosos como si la pena escapase de su alma, entre lágrimas. Ya no ríe, sólo llora. No tiene nada, no necesita nada, no quiere nada. Pero sus ojos sólo brillan entre lágrimas que me desgarran. Trozos de su alma que se aferran a mi vida, hasta diluirla en lágrimas que acompañan a las suyas.
Brillan
Publicado por Javi Fornell
Historiador y novelista. Amante de las letras y de los libros. Guía turístico en la provincia de Cádiz y editor en Kaizen Editores Ver más entradas

es la vida, que pasa a estado líquido y se nos cae por las rendijas…
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Pues sí, eso parece. Al final, todos somos lo mismo.
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