El viejo libro

El viejo libro estaba allí, donde siempre. Rodeado de otros libros más nuevos, más bonitos. Con sus brillantes portadas llenas de dibujos y fotos. El viejo libro no las tenía. Su ajada piel mostraba los signos del tiempo. Se había llenado de manchas, de arrugas, de arañazos. De polvo por el tiempo transcurrido. Hacía mucho que nadie lo abría. Pero hoy alguien había decidido abrirlo. Ojear sus paginas. Y el tiempo se detuvo. Contaba una historia como otras muchas. Ni mejor ni peor que las nuevas ediciones. Simplemente la misma. Pero en cada una de sus hojas se veían las marcas de la experiencia. De los sueños de otros. De la imaginación de sus lectores. Oscuras marcas de lágrimas derramadas sobre sus letras. Y aquí y allí se veían notas manuscritas. Ideas surgidas de otros lectores. De otros autores diferentes al original. El viejo libro se enriquecía con cada una de ellas. Y la historia narrada crecía en cada página. El viejo libro se hacía nuevo. Mejor.

Al final lo cerraron. Acariciaron su suave cubierta y lo dejaron donde siempre. Rodeado de otros libros más nuevos, más bonitos. Con sus brillantes portadas llenas de dibujos y fotos. El viejo libro no las tenía. Su ajada piel mostraba los signos del tiempo. Se había llenado de manchas, de arrugas, de arañazos. De polvo por el tiempo transcurrido. Esperando que pronto alguien volviera a abrirlo. Escribiera notas en sus margenes. Llorase con su historia. Sonriera pensando en él. Mientras los libros nuevos y bonitos dejaban los estantes vacíos, envejeciendo a cada segundo. Perdiéndose en la vida que el viejo libro tenía y tendría.

Publicado por Javi Fornell

Historiador y novelista. Amante de las letras y de los libros. Guía turístico en la provincia de Cádiz y editor en Kaizen Editores

2 comentarios sobre “El viejo libro

  1. Me gustan los libros, viejos, de segunda mano, los busco en los rastros o en las tiendas abandonadas. Tienen el encanto de las historias antiguas, el olor añejo, algo sustancial y perdurable permanece en esas páginas marchitas.. me ha encatado el relato

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