No entiendo que una persona pueda hacer daño a la persona que ama.
No entiendo que una relación de menos de un mes con menos de 17 años pueda considerarse una relación.
No entiendo que la madre una niña de 14 años meta en casa al novio de ésta, de 20 años.
No entiendo que lleva a unos amigos a encubrir un asesinato brutal.
No entiendo a esa gente que se acerca al borde del Guadalquivir para “ayudar” al rescate del cuerpo sin vida de una chica que jamás debió acabar allí. A esas personas que esperan su minuto de gloria ante una cámara de televisión mientras ojean el río con la esperanza de ver surgir el cuerpo de la chica del agua.
No entiendo demasiadas cosas de esta sociedad en la que vivimos. Tal vez porque mis padres me educaron de una forma concreta, en valores cristianos que me han dado la perspectiva moral suficiente para distinguir entre el bien y el mal. Entre lo normal y lo anormal.
Tal vez porque estudié en un colegio en el que, pese a todo lo que se le pueda achacar al Opus, me enseñaron a pensar por mi mismo.
Tal vez porque tuve la suerte de crecer en una urbanización rodeado de amigos sin problemas, como tampoco los tenía yo.
Tal vez porque tuve algo que ahora no se tiene: infancia.
No sé las razones, pero cuando me doy de bruces con realidades como la que este fin de semana se ha vivido en Sevilla y sus alrededores, siento asco de la sociedad en la que vivimos, y temo donde crecerán mis sobrinos y mis hijos, el día que los tenga. Temo que la crisis que afecta al mundo sea algo más que una crisis económica. Y comienzo a estar de acuerdo con aquellos que hablan de una crisis de valores que está afectando a toda la sociedad. Y donde, como siempre, pagaran los más pequeños. Aquellos que ya se han quedado sin infancia. Aquellos que con 13 años ya son padres en vez de jugar a los clics como hacíamos nosotros. Tal vez mi infancia duro mucho, no lo sé. Pero me quedo con mi vida antes que con esta sinrazón actual, donde todos son y quieren ser, más mayores de lo que debieran.
No se entiende Javi.Se pretende hoy día vivir más deprisa, y se consigue morir más rápido, llegar antes a la meta, pero esa meta está algo borrosa…La carrera vertiginosa de la falta de valores desemboca en una vida vacía. Pocas cosas ocurren, para como están los tiempos, y no quiero ser negativa ni alarmista, pero es la realidad.Sería bueno que cosas como las que han ocurrido estos días, sirvan para algo, aunque sea para remover conciencias y que no se siga dando la espalda en este país a la educación, que ahí está la clave, en mi opinión.Pero que va, seguiremos permitiendo que nuestros hijos hagan lo que quieren, es más cómodo cerrar los ojos.¿Que quieren ser adultos y jugar a ser protagonista de series de la tele, donde el sexo libertino y la droga es algo normal entre los niños, y el instituto es el campo de batalla? Que lo hagan, que se diviertan, que crezcan rápido y que nos dejen tranquilos a los mayores…La vida fácil y no es por culpar a nadie, lleva a una muerte mucho más dura, y prematura.
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Yo tampoco entiendo muchas cosas, cuesta entender esas atrocidades que gente que está entre nosotros y que debería tener un mínimo de sentido común hacen…… y sí, la crisis está claro que no es sólo económica, pero ya lo lleva siendo mucho tiempo.De todas formas, queda la esperanza de que sepamos transmitir nosotros ciertos valores, con más o menos motivos religiosos, pero con mucho sentido común y amor por las personas. La verdad es que es todo confuso, te entiendo…
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No son ya valores religiosos. Es valores en general. Y de todos. No entiendo que la televisión llevé a la actual novia del asesino confeso a sus programas, que le pagué por ir. No entiendo que su mamá aproveche el asesinato de otra niña -y que bien pudo ser su hija de 14 años- para lucrarse. Pero entiendo menos aún que esos programas se conviertan en líderes de audiencia. Definitivamente este mundo está hecho una mierda.
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De lo del programa de tv y la \»actual novia\» me he enterado esta mañana. Es lo que me quedaba por escuchar. Estoy de acuerdo en lo de los valores en general. ¿Estamos locos o qué?
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Estoy de acuerdo en que es algún tipo de locura que está invadiendo la sociedad, impregnándola con la ayuda de aquellos que (siempre los tienes alrededor) dicen \»vamos, hombre, que da igual, que no pasa nada\», ó \»es que no te han enseñado nada más que lo que les conviene, no sabes nada\» y tú(o yo) que sabemos que no es verdad los miramos con cara \»de póquer\» pensando que realmente no perderás el tiempo explicandole tooodo lo que sabes, porque es evidente que no hay tiempo suficiente, y que además sus entendederas no dan para más allá de su propio egoismo y materialismo. Y claro, la respuestas llegan, en formas horribles como ésta y tantas otras, que llegan, porque nunca pasa nada…hasta que pasa, y todo vale ¿seguro que todo vale? En fín, yo creo firmemente que se recoge lo que se siembra…saludos!
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Me parece absurdo que digas que eso es culpa de los tiempos modernos… por ejemplo, en la época franquista era normal que las niñas se casaran con 14 o 15 años, niñas que no se podia divorciar de sus maridos ya que no existía el divorcio ni se podian mantener por ellas mismas…No sabes tú la de aberraciones que se han cometido en épocas pasadas en las que no existía la tele para que todos nos enterásemos.
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En primer lugar, anónimo, bienvenido. Y en segundo lugar, no digo que la culpa sea de los \»tiempos modernos\» digo que la sociedad actual está acabando con la infancia. Yo con 14 años (y no hace tanto de eso) estaba jugando con mis amigos no de botellón. Tuve una infancia larga, demasiado tal vez, pero fui feliz. Desgraciadamente la sociedad actual ha terminado con la infancia y, si me apuras, hasta con la adolescencia para entrar en una adultez precoz. Eso es triste. Y, en parte, si es culpa de la sociedad que ha dejado a muchos niños educándose solos (ahí están los llamados \»niños de la llave\»).Y mirar atrás y decir \»en la Edad Media se casaban las mujeres con 10 años\» no me vale. Se morían con 30. Del pasado se algo, no tanto como debiera para ser mi profesión, pero algo. Y te puedo asegurar que no fue tan malo como nos lo pintan, ni tan bueno como algunos quieren creer. Las circunstancias influyen y mucho. Pero eso no quita para que abramos los ojos ante los problemas de nuestro presente.
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