A veces las cosas no son como creemos, como olemos, como sentimos. Un palito puede convertirse en un tronco robusto, y un robusto tronco partirse en dos como un lápiz en manos de un niño inquieto. A veces, ni lo que vemos se ajusta a la realidad. Menos aquí, donde los sueños se entremezclan conSigue leyendo «La huida»