Llegué a este serie por casualidad y harto de que solo hubiera películas navideñas. Emitida en Netflix, antes que su sinopsis me llamó la atención su protagonista: Coleman Domingo, al que descubrí en Fear de Walking Dead, me convenció como Ali en Euphoria y me enamoró (actoralmente hablando) en Rustin (por la que fue nominado al Oscar, a los Bafta y otro reguero de premios).
En La locura se convierte en el centro total de la escena. Representa a un experto en comunicación al que acusan de un asesinato que no ha cometido adentrándose en una historia en la que nada es lo que parece, y en la que vamos a ir conociendo al personaje, sus miedos, su familia en una escalada de sospechas para conseguir demostrar su inocencia frente a un gran lobby político; o no, ya que cada uno de los 8 capítulos que la componen nos va ofreciendo nuevas pistas, nuevos personajes y nuevas tramas.
Con el trasfondo del racismo en Estados Unidos y la cada vez más frecuente aparición de grupúsculos paramilitares de extrema derecha, se muestra un Filadelfia multirracial en la que todo se puede comprar, y en la que todo vale para condenar a un inocente. Políticos y policías corruptos, venta de armas, etc… y en el centro dos familias: la del asesinado y la del supuesto asesino.
Sin duda, lo mejor, la figura de Coleman Domingo, representando a la perfección al periodista mediático que lucha por cambiar y defenderse de todo y de todos. Una muy buena opción para hacerse un maratón seriofilo en una tarde de lluvia. Tan solo 8 capítulos que terminan dejándote huérfano de serie.