-Ya me han soltado- respondió el chico.
-¿Dónde estabas?- preguntó la periodista
-He estado en prisión por robo con arma y por violencia- vuelve a responder con tono chulesco- pero ya estoy bien.
El policía corrobora la historia del joven. Le han detenido muchas veces por pequeños hurtos y que al final lo habían encerrado por un robo cometido con violencia.
-Pero ya está mejor –dice el policía- ha madurado. Tiene 19 años y está esperando a su segundo hijo.
¡Y ESO ES MADURAR! Hemos perdido el norte cuando un chico de 19 años, recién salido de la cárcel, esperando su segundo hijo sea un ejemplo de madurez. Cuando un policía, ya curtido en estas lides, vea que ese chico, con todo esos condicionantes sea ejemplo de madurez.
Será que yo vivo en una burbuja, pero esto no es normal y el futuro lo veo oscuro, demasiado.