-Bueno, se supone que en este mismo instante estamos volando hacia Madrid- dijo Echevarri dándole la mano al inspector checo.
-Así es- respondió en inglés- Y vuestro persLeguidor está absolutamente convencido de que habéis sido expulsados.
-¿Qué ha pasado con el cerdo?-Jarque entró en la conversación- No debería ser difícil dar con el origen del animal ¿tenéis algo?
-Aún es pronto.
-Debéis daros prisa. Tenemos que localizar a Errante antes de que salga del país. Además- Echevarri se mostraba inusualmente serio- he llegado a la conclusión de que no buscaba venganza. No mató a la chica por vengarse de Vargas. Lo hizo porque disfrutaba.
Todos le miramos asombrados. Jarque se apoyó en la pared antes de comenzar a hablar.
-El asesinato de la chica fue brutal. Demasiado para ser una simple venganza. Sin embargo llegaste tú –señaló al ex forense con la cabeza- y me convenciste que detrás de todo estoy había odios entre la familia Vargas. Y eso mismo lo has defendido hasta hoy mismo. ¿Por qué cambias de repente de opinión?
-Por algo que me dijiste- repuso Echevarri- A la joven también la habían maltratado. En cierta forma Errante sigue un ritual. Deja en los cuerpos una marca: las quemaduras. Sí quería vengarse de Vargas era lógico pensar que atacase a su hija. Pero las quemaduras en el segundo cuerpo muestran un signo de locura con el que antes no había contado.
-¿Después de la muerte de la “Bienhallada” no pensaste que estaba loco?
-No.
– Además de quemaduras, el hombre del armario tenía tatuado en la piel la palabra “Buscador”, grabada con fuego en el muslo- El inspector checo dejó sobre la mesa una carpeta con las fotografías realizadas al cuerpo.
-“Bienhallada”, “Buscador”, ¿qué quiere decirnos?
-Sabe que le estamos buscando, Echevarri, y quiere jugar.
Echevarri se quedó en silencio, sopesando lo que Jarque acababa de decir. Él mismo había comenzado a sospechar que esa era la realidad. Estaban sumidos en un juego donde Vargas no era más que una cortina de humo. Un juego que, inicialmente, no iba dirigido a él. Echevarri iba por Vargas no por Errante. Pero Jarque había entrado en el juego desde el inicio.
-Es por tí –dijo de pronto el vasco- ¿qué has hecho?
Jarque lo miró sorprendido, intentando comprender el verdadero significado de las palabras de su amigo. Intentando buscar en su pasado algo que hubiera podido provocar esa locura.