Se le cayó el bolí. Ocurrió. Nadie lo buscó. Ninguno quería que pasara. Él, simplemente, estaba tomando los apuntes y el bolí –un Bic cristal- resbaló entre sus dedos. Observó en silencio como rodaba por la mesa, mientras sus ojos gritaban NOOOOOO. Solo era un bolígrafo rodando por un pupitre verde, pero todos los que estábamos en el aula sabíamos lo que significaba. El Bic llegó al suelo. Un ruido sordo que rompió el monocorde tono de la clase. El profesor se dio la vuelta en su lugar, buscando con ojos ávidos al culpable del ruido. Él se escondía, pero su mano vacía delataba su falta. El profesor caminó hasta él. Se agachó. Recogió el bolígrafo y se lo tendió mientras recitaba:Mientras me hablabas y yo te miraba,
se detuvo el tiempo en medio instante:
el amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas y yo te amaba,
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos,
y yo pronuncié el querer en tus labios.
un frenesí de besos,
una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin,
sin tiempo para soñar.
Y entonces despertamos,
… y seguimos amándonos
se detuvo el tiempo en medio instante:
el amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas y yo te amaba,
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos,
y yo pronuncié el querer en tus labios.
Fue una mirada,
un frenesí de besos,
una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin,
sin tiempo para soñar.
Y entonces despertamos,
… y seguimos amándonos
Él ocultó su rostro entre sus manos, avergonzado. Recogió su bolígrafo y esperó impaciente el final de la clase. Al terminar muchos se acercaron, solo para acompañarlo en su pesar.
-Por una vez,- dijo- hubiera deseado ser mujer. Entonces no me abría recitado, solo me abría expulsado.
¿Y ese poema de quién es?
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Lo siento, no puedo decírtelo. En ocasiones me da por leer poesía, pero soy nefasto con los autores. Simplemente me quedó con aquellos textos que me gustan.
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Pues ese poema me gusta, sea de quien sea. En todo caso, tu profe tenía un concepto bastante humillante de lo que hubiera tenido que ser un simple toque de atención. Feliz año 🙂
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Pues sí. A mi también me gusta ese poema, por eso lo he usado hoy. No fue el que recito mi muy querido profesor, aquel no lo recuerdo, solo el bochorno que nos hacia pasar.Pero, pese a todo, hay que decir que sus clases eran de las más amenas y mejores que se podían tener en la UCA.
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ah!, y gracias por visitar esta página y participar en ella.
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seguro que el profesor fue Franco Silva! Me juego la vida!
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chissss…. que no he dicho nombres… ¡mujer!…
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